En un gran momento
Eso decía uno de mis profesores cuando venía a clase.
Siempre le preguntábamos a Don Rafael.
¿Cómo está usted Rafael?
“Jodido pero contento” respondía siempre el tío.
Yo creo que le preguntábamos siempre porque nos gustaba escuchar la palabra “jodido”.
Cosas de niños, ya sabes.
Pero observa.
Cuando le preguntas a alguien que cómo está ¿qué te dice?
“Ahí, tirandillo” o sucedáneos ¿no?
Pero oye, conozco a un tipo que, cuando le preguntas siempre te dice que está “en un gran momento”.
Flipa.
En un gran momento.
He atesorado la expresión y, salvo que esté jodido por algún tipo de afección física o mental, siempre la digo cuando me preguntan.
Coño, es que da vida solo decirlo.
Y a la gente le sorprende.
Te animo a que lo pruebes.
Mañana mismo en el trabajo.
Luego escríbeme y me cuentas qué tal te ha ido.
Luego hay otros tristes que te dicen que podría irles mejor.
Claro, no te jode, y si te levantas del sofá y haces algo seguro que también te iría mejor.
Pero bueno.
Jodido pero contento.
Cuando estoy mal por alguna de las afecciones que te he dicho antes no digo que estoy fatal o intento dar pena.
Dar pena es lo más cutre y asqueroso que hay.
Después de mentir es de lo que más odio.
Así que ahora cuando estoy jodido digo que estoy jodido, pero contento.
¿Vas al gym?
Entonces privilegiado.
¿Tienes vehículo propio?
Entonces privilegiado.
¿Tienes la posibilidad de ver a tus seres queridos todos los días o hablar con ellos?
Entonces priviligiadísimo.
Pues eso.
Que puedes estar jodido.
Por trabajo, por salud, por una mala época emocional.
Pero solo de ti depende que estés o no contento.
Por eso no me cuesta escribir.
Porque aunque esté jodido, estoy contento y escribo.
