Los más listos hacen las preguntas más tontas

Observa.

No me considero ningún erudito.

Y, por encima de todo, soy de los que piensa que no hay preguntas tontas.

Si alguien con quien estás hablando te pregunta algo que crees que es estúpido es porque le has estado explicado rematadamente mal y el estúpido puede que seas tú.

Y quien pregunta puede ser cortito, está claro, pero quien explica es quien tiene la responsabilidad de comunicar bien (y también puede ser cortito, aquí no se libra nadie).

Dicho esto.

Observa.

Como sabes, mientras me hago multimillonario, administro fincas.

Por diversión, no por otra cosa.

Porque me expone a diferentes personas y situaciones que van desde lo más mundano hasta lo más extravagante.

Y estar en medio de todo eso da tablas.

Y esto, además de muchas anécdotas que contar, me permite estar en muchas conversaciones.

En estas conversaciones, obviamente, siempre surgen preguntas.

Y despierta mucho mi curiosidad que las personas más listas (que no con mayor inteligencia, eso es otra cosa), siempre hacen preguntas muy básicas.

A veeeeerrr… una cosa es cierta.

Los temas de conversación posibles no suelen incluir teorías de fisión nuclear ni nada por el estilo, pero sí que hay conversaciones sobre cálculos complejos de coeficientes o algunas técnicas en materia arquitectónica que a veces se te escapa de las manos.

Y por muy sencilla o compleja que se presente la conversación, siempre hay un elemento común cuando voy acompañado de estas personas que considero bastante listas:

Hacen preguntas básicas.

Quieren entender los fundamentos de las cosas.

Además, suelen ser preguntas fácil de replicar en distintas conversaciones:

¿Cómo se ha llegado a esta situación?; ¿Qué papel jugamos en esto?; ¿Con quién podemos contar para avanzar?”

Podrías tener conversaciones con tus amigos y solo usar estas preguntas e igual servirían.

Incluso a alguno tendría mejores conversaciones con sus amigos que las que tiene ahora si aplicase estas preguntas.

Pruébalo y cuéntame los resultados.

Esta gente hace preguntas abiertas que van a quid de la cuestión. 

A los elementos básicos para trabajar desde el inicio, desde los fundamentos del tema y, desde ahí, construir su propia opinión y camino de actuación.

Esta gente ha descubierto que hacer este tipo de preguntas ayuda más a avanzar que preguntar “quién es el responsable de esto o aquello” o “qué vamos a hacer ahora con este marrón”.

Esta gente hace este tipo de preguntas porque ha observado.

Así que observa como ellos para que, cuando te veas involucrado en una situación peliaguda, puedas hacer buenas preguntas.

Observa y pregunta.

Y si no tienes tiempo para observar, puedes leer las observaciones que traigo todos los días aquí.