Quiero dar mi opinión sobre el tema
¿Sobre qué tema?
Da igual, sobre cualquier tema.
Una opinión vale lo mismo que una estufa en verano. Nada.
Como todo en esta vida, lo que tiene valor escasea y las opiniones las da todo el mundo, en resumen, las opiniones no valen una mierda.
Observa.
Imagina que estás en una reunión.
Todos quieren dar su opinión.
Ahora imagina que hay una hucha en la que cae dinero conforme pasa el tiempo.
Es lo que vale el tiempo que estás gastando de las personas del resto de la reunión: 1€, 3€, 7, 16,45, 93, …
Coño, tu intervención de 5 min ha supuesto una inversión para los demás de 312€
Y cuantas más personas en la reunión más valor tiene el tiempo.
¿Habías pensado en eso?
Y ahora qué.
Has dado tu opinión y se va a ejecutar. Si hay algún problema con el proyecto tú asumes la responsabilidad.
“No, no, entonces déjame pensarlo más…”
¿Para qué hablas entonces?
Las opiniones son como los culos. Esto es lo que dicen, ¿no?
¿Entonces? ¿Cómo es que no puedes evitar dar tu opinión? ¿Cómo no puedes controlar el impulso?
Porque sientes la imperiosa necesidad de participar.
De ofrecer lo que tienes al mundo.
Porque tu ego te hace creer que tu contribución es valiosa. Más que la de los demás. Que tu idea es digna de un Nobel.
A lo mejor te equivocas.
O a lo mejor me equivoco yo que soy un ignorante.
A lo mejor solo estoy dando mi opinión y soy un hipócrita.
A lo mejor sería interesante que la próxima vez que se esté dando un intercambio de opiniones fueras ejecutivo y no dieses la tuya.
No des una opinión, ofrece una propuesta.
Yo no doy mi opinión. Comparto mis observaciones.
Para que le des una vuelta.
Si quieres las lees y las compartes y si no quieres sigue dando tu opinión por ahí sobre lo que digo aquí y sobre el color del agua.
Yo seguiré compartiendo mis observaciones todos los días días aquí.
