Toca el silencio
Te van a interrumpir.
Te van a interrumpir hablando.
Pasa una cosa: La gente no te quiere escuchar.
No porque lo que cuentes no sea interesante, sino porque su ego es mayor que su interés.
Por eso, practica la paciencia.
No hables.
Escucha.
Cuando escuchas, la otra persona se responde sola y llega a sus conclusiones.
Y si no llega, te da tiempo para pensar en una.
Observa.
Ya lo he comentado antes. La gente enfadada suele llamarme.
Y cuando la gente está enfadada no para de hablar.
Porque hablar mucho nos hace creer que llevamos razón.
Y cuando creemos tener razón, nuestro ego sube.
Es matemático.
Pero.
Si hablas menos de lo que escuchas, por lo menos la mitad, te das cuenta de que no necesitas hablar tanto.
Que mientras él habla, tú piensas, analizas y escribes lo que te dice.
Y cuando callan, puedes responder.
Pero no lo hagas de inmediato.
Espera unos segundos.
Como los 3 segundos previos a lanzar un penalti o unos tiros libres.
Que se haga el silencio.
Que se note que lo que viene a continuación es importante como para prestar atención.
Puede ser incómodo al principio, pero funciona.
Es como darles un espacio para saber si han terminado o solo están cogiendo aire.
Si se quedan callados te toca. Y si te preguntan…
Si te preguntan, “blanco y en botella”, no solo es tu turno sino que sabes que están dispuestos a escucharte.
Que es tu momento de hablar, vamos.
Si has escuchado bien, ya sabes qué decir.
Aunque habrá ocasiones en las que aunque lo intentes, no puedas hablar. Pero eso lo dejamos para otra ocasión.
Solo por si te pasa antes de que lo veamos, usa esta frase. Te puede servir a ti o para un amigo:
"He estado escuchándote todo el rato y cada vez que he intentado intervenir, me has interrumpido. Por favor, déjame decir una cosa."
Y ya está.
No hay más.
Es una fase de atención y una de actuación.
Como dice Stephen R. Covey: "Busca primero entender, luego ser entendido."
Si observas y atiendes primero, te das cuenta de que ganas en tiempo y calidad.
Para eso te traigo mis observaciones.