Un mensaje para ti
Si no estás dispuesto a llegar a un nivel obsesivo de detalle, entonces no merece la pena.
Es así.
No te interesa.
Si, por el contrario, lo que estás trabajando te vuelve tan absolutamente obsesivo que llegas a un nivel de detalle que roza la locura, entonces puede que hayas encontrado tu área de interés.
Mira, te voy a poner un ejemplo.
Alguien que todo el mundo conoce.
Cristiano Ronaldo.
CR7.
Este tío es un emparanoyao’.
Así te lo digo.
Está loco.
¿Alguna vez has leído sobre él?
¿Has visto algún documental?
¿Alguna entrevista?
Este tipo está obsesionado con el fútbol y con su rendimiento.
Tanto es así que tiene 39 años y sigue siendo un portento.
Que sí, que ahora no juega en la liga española.
Pero coge a cualquiera de la liga y lo ventila.
Con 39 años.
¿Por qué?
Porque es un obseso.
Un obeso no, un obseso.
Solo tienes que ver alguna de sus entrevistas o investigar un poco sobre su rutina.
Tiene meticulosamente seleccionados los ejercicios y actividades que tiene que realizar.
Las comidas que tiene que hacer.
Cantidades, tipo de comida y días en que las tiene que comer.
Horas de sueño, nivel de grasa que tiene que mantener y, me imagino, hasta el número de horas que puede socializar a la semana.
Todo eso requiere sacrificio.
El éxito está muy bien y todo el mundo quiere tener el éxito que ha tenido este hombre.
Pero solo si estás dispuesto a llegar a ese nivel de obsesión y detalle en tu campo podrás acercarte al nivel de éxito que ha tenido este hombre y muchos más.
¿Que Cristiano no es un icono ni representa el trabajo duro?
Da igual.
Mira Elon Musk.
En su momento Steve Jobs.
¿Kobe Bryant?
Da igual.
Fíjate en esos hijos de p…
Son unos cabrones porque no dejan nada atrás.
Lo rebañan todo.
Cada última gota de su sudor y lágrimas está invertida en su obsesión.
En encontrar los detalles que les hacen estar muy por encima del resto.
Recuerda.
Si no estás dispuesto a llegar a un nivel obsesivo de detalle, entonces no merece la pena.
Por eso debes observar.
