Una vida de provecho

¿Para qué haces las cosas?

Una mañana tras otra te levantas, desayunas, te preparas (¿para qué?) para ir al trabajo.

Y luego trabajas, pasas mediodía haciendo tus cosas y luego te vas.

Vuelves a casa, haces algo de ejercicio (con suerte), descansas, cenas algo y te vas a dormir.

¿Para qué?

Para volver a empezar mañana.

¿Para qué?

Mira, no soy ningún erudito y Dios me libre de ser un cantamañanas.

No vengo aquí de “motivational speaker”. 

Odio darle a la gente consejos de cómo tienen que hacer las cosas y cómo deben vivir su vida.

Cuando la gente me pide consejo sobre algo lo evito.

Me niego en rotundo.

Paso.

Mis hermanas, por ejemplo, ven en mí una figura más cercana que la de mis padres por encontrarme más cerca de su edad.

Eso les invita a preguntarme sobre el camino que tienen por recorrer: “¿qué hago ahora? ¿Cómo hago esto? ¿Tú qué harías?”

Mi respuesta es la misma: “tienes que tomar tus propias decisiones.”

Porque tomar decisiones es importante, y como todo lo importante en esta vida, te lleva a vivir experiencias que te hacen crecer personalmente, te dotan de responsabilidad y eso determina tu carácter.

Una vez escuché:

“Tus pensamientos determinan tus acciones.

Tus acciones tus hábitos.

Tus hábitos tu carácter.

Y tu carácter determina tu destino.”

La gente no quiere tener responsabilidades, las intentan delegar.

Y como consecuencia de ello tienen un carácter débil.

Un carácter fácilmente moldeable para aquellos que quieran aprovecharlo.

Preguntarte “para qué” haces las cosas ayuda a pensar en quién quieres ser.

Y decidir quién quieres ser te dota de propósito en esta vida.

Y muy listo de ti, ahora preguntarás ¿y para qué quiero tener propósito en esta vida Raúl?

Bueno, a parte de quedar muy bonito en una conversación, tener propósito te hace sentir realizado.

Y cuando te vayas de esta vida no hay nada más gratificante que saber que has tenido una vida de provecho.

Tener un propósito no es fácil.

Es necesaria una conexión que a veces tardamos en encontrar.

Para eso es importante que estés alerta, que observes.

Mi propósito es observar, para poder hacer mejor la vida de los que me rodean. Por eso observo y comparto lo que observo todos los días aquí.