Victor Küppers no se me apareció esta vez

¿No te de la impresión de que todos parecen competir por quién habla más, y más alto, y más rápido, y más tonterías...?

Haz esto: deja de hablar tanto y aprende a escuchar.

Observa.

El éxito de cualquier conversación no reside en cuánto logres hablar, sino en la capacidad de hacer preguntas pertinentes.

Es muy fácil macho, solo tienes que mostrar un poco de interés por comprender a la otra parte.

Esto es que no te lo enseñaban en el cole y en la calle parece que tampoco.

Mira, hace poco me encontraba en una junta de propietarios. Esta fue suaviza, muy bonita, la verdad.

Fue un ejemplo perfecto para exponer esta teoría. 

Yo estaba callado, parecía que me habían invitado allí como al que invitan a un partido de tenis.

Estaba viendo cómo los vecinos se pasaban la bola.

Lo curioso es que se ventilaron los 3 primeros puntos del día en 15 min.

Pero cuando llegamos al tercero…

Aaaaay…. El tercero. Acuerdos estéticos que te afectan personalmente. 

Ahí ya pica. 

Ahí ya luchamos nuestras cosas como si nos fuera la vida en ello.

Fue el momento oportuno.

Callado como una rata, absorbí cada palabra, cada queja, cada opinión.

Fuera absurda o coherente.

Ahí estaba yo.

Y, en ese silencio…

A ver…

No es que me viniera la inspiración divina ni se me apareciera Victor Küppers como si fuera Jesucristo. 

Es que solo tenías que observar un poco desde fuera para ver cómo no paraban de dar vueltas al mismo tema.

Conté 3 veces la frase “ya por ir cerrando el tema quiero comentar esto …”.

Incluso un chachondo dijo “ahora en serio, por cerrar el tema de verdad, creo que deberíamos hacer…”.

Después de él hablaron 2 o 3 más y ya tuve que cortar.

Con un solo comentario, algo que todos intuían, pero que todos ignoraban. 

“No tenían capacidad para tomar una decisión”. 

Había demasiadas dudas y ya se había hecho evidente por algún vecino, pero como se encontraba en la vorágine de comentarios nadie le escuchó.

No es que de pronto me convirtiera en el mesías, pero al estar atento y callado a la intervención de todo el mundo, todo el mundo me escuchó a mí cuando me tocó hablar.

Este mundo está inundado de ruido innecesario. 

Escuchar es un arte perdido.

Y que además, pierdes con el tiempo, porque tendemos a creer que tenemos la respuesta a todo conforme nos hacemos mayores y pensamos que eso nos da poder para hablar.

Haz las preguntas correctas y escucha.

Pero escucha de verdad. No seas un mamón que solo escucha esperando su turno de palabra.

Y si te cansas de escuchar lee. Lee las observaciones que comparto todos los días aquí.